La enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa pertenecen al
grupo de las enfermedades inflamatorias intestinales (EII). Son enfermedades
crónicas y con un alto grado de remisión, por lo cual los pacientes sufren a
menudo recaídas. Suelen manifestarse antes de los 30 años de edad y afectan a
distintos segmentos del intestino. La probabilidad de contraer alguna EII es de
entre 5 y 20 veces mayor para los familiares directos de los pacientes que ya
sufren o sufrieron alguna vez esta infección, dado que puede responder a
ciertos factores genéticos.
En la enfermedad de Chron se trata de una inflamación
transmural que ataca en la mayoría de los casos el íleon (ileítis) y el colon
(ileocolitis). No obstante también pueden verse afectados otros segmentos del
intestino. La biopsia suele revelar la presencia de granulomas no tuberculoides
en la pares intestinal. Entre los síntomas más comunes de esta enfermedad se
encuentran la diarrea y el dolor abdominal, aunque la aparición de abscesos (originados
en las criptas anales), fístulas y estructuras con riesgo de obstrucción
intestinal no son algo poco frecuente. Las fístulas suelen atravesar incluso
los órganos adyacentes. Los segmentos en los que se instala esta enfermedad se
encuentran claramente delimitados del intestino “sano”. Los pacientes que
sufren de la enfermedad de Crohn corren asimismo mayor riesgo de contraer
carcinoma intestinal.
En la colitis ulcerosa se detecta la presencia de úlceras en
la mucosa rectal, a partir de la cual la inflamación se puede extender al
segmento proximal (diarrea con sangre) y, en algunos casos, incluso hasta el
color. A diferencia de la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa afecta
generalmente sólo a la mucosa y submucosa. Es posible, sin embargo, que las
ulceraciones se extiendan más allá de la pared intestinal, lo que podría
ocasionar una peritonitis, una dilatación del colon debido a la inflamación
(megacolon tóxico) o incluso la perforación del mismo. Existe asimismo un alto
riesgo de que el paciente desarrolle un carcinoma de colon a largo plazo. Los
factores relacionados con la génesis y
el impacto de las EII son los siguientes:
- - La mucosa intestinal que actúa como barrera (incluyendo las mucinas y proteínas de las células caliciformes), sus receptores tipo Toll (TLR, de las siglas en inglés Toll-like-receptor), los receptores citosólicos tipo NOD (dominios de oligomerización de unión de nucleótidos) (NLR) y los receptores Fc y de quimiocina.
- - Las bacterias que proliferan sobre todo en el intestino grueso (flora intestinal saprófita)
- - El sistema inmunológico específico y no específico del intestino (los enterocitos cumplen una función fundamental en el sistema inmunológico específico)
- - Una extensa serie de genes de susceptibilidad a las EII.
- - Factores psicosociales que pueden agravar síntomas de una EII.
- - Una apendicectomía, gracias a la cual se puede impedir el desarrollo de una colitis ulcerosa, pero no de la enfermedad de Crohn.
En el organismo normalmente se lleva a cabo una homeostasis
entre la flora intestinal en estado normal y los mecanismos de defensa del
intestino, proceso en el cual existe una cierta inmunotolerancia. Los
enterocitos toleran de esta manera la unión de TLR2 con peptidoglucanos (PGN) o
de TLR9 con CpG (dinucleótido de citosina, dosfato y guanosina dentro del ADN).
Esta última unión provoca que no se active el IKK (complejo de IkB quinasa),
por lo que el organismo produce bajas cantidades de NFKB. En la regulación de
la microflora intestinal participan asimismo alfa-defensinas. En caso de que el
organismo detecte antígenos extraños y patológicos en el intestino. Éste activa
la NFKB, que atacará al antígeno a través de beta-defensinas, linfocitos B, que
liberan IgE, y granulocitos eosinófilos, transmitidos mediante la proteína TSLP
(linfopoyetina estromal tímica) y las células dendríticas (CD.
En determinados defectos genéticos, la homeostasis
mencionada anteriormente es muy inestable, por lo que un defecto en el IKK, por
ejemplo, puede provocar un déficit de TSLP y beta-defensinas y una posterior inflamación
desencadenada por las células dentríticas a través de interleucinas tales como
la IL-12 y la IL-23. Esta inflamación está causada asimismo por la acción de
ciertas proteínas y glóbulos blancos que inducen la apoptosis, tales como el interferón
ϒ, el TNF (factor de necrosis tumoral, TNF de sus siglas en inglés),
neutrófilos que ingresaron a la mucosa y ciertos monocitos. Un defecto de las
células de Paneth (mutación de ganancia de función del gen mNOD2) conlleva una
hipersensibilidad del receptorMDP (muramil dipéptido), que, en el caso de la
enfermedad de Crohn, genera también una inflamación. Pese a que en los últimos
años se han descubierto numerosos mecanismos patológicos hasta entonces
desconocidos, aún no se ha logrado esclarecer el impacto que pueden adquirir ni
mucho menos hasta qué punto se encuentran interrelacionados
Carlos Acosta
Bibliografía:
- Sielbernagl, Lang. Fisiopatología, texto y Atlas. Madrid: Panamericana. 2009.